Una molestia psíquica constituida por el aumento de la debilidad de la capacidad de decisión es la abulia. Esta situación provoca la inhibición de las capacidades deportivas y cognitivas.
¿Qué es la abulia?
La persona retrasa la toma de iniciativas y la realización de determinadas funciones, aunque es consciente de la necesidad de concluirlas. En situaciones agudas, la abulia provoca una pausa en cualquier acción espontánea, lo que conduce a la inercia.

La abulia es un síntoma que se da sobre todo en situaciones de depresión. Esta patología se da además de los traumatismos craneales, la hemorragia intracerebral, la esquizofrenia, la enfermedad de Huntington, la demencia frontotemporal y la enfermedad de Parkinson.
La terminología deriva del griego áβονíα, que significa falta de intención y es coextensivo con la falta de intención de tomar una iniciativa o realizar una función, que se da en ciertos síndromes neuróticos y en ciertas conformaciones de la psicosis. Apatía y abulia son palabras que suelen utilizarse como sinónimos o de forma alternativa, aunque tienen explicaciones diferentes.
La apatía, de hecho, significa la incapacidad de participar en las funciones y situaciones cotidianas inherentes a la afectividad, la emocionalidad y el intelecto. Los que manifiestan abulia, en cambio, presentan una imposibilidad preponderante de tomar iniciativas y terminar cualquier función y suelen presentarse tras situaciones de apatía carentes de todo estímulo.
Causas de la abulia
Aunque se ha investigado mucho en este campo sobre las causas de la abulia, los motivos no están claros. Hasta la fecha, los estímulos se estructuran para entender la abulia en forma de complicación de otras patologías neurológicas o en forma de malestar singular.
El nacimiento de la abulia parece estar vinculado a una función circulatoria incorrecta dentro del hemisferio izquierdo del área frontal del cerebro, causada por patologías o traumas. La patogénesis de esta patología parece estar ligada a la disminución de la neurotransmisión dopaminérgica dentro de los conductos frontales del tegumento cerebral, que es la causa de la función motora, del potencial para tomar decisiones, elaborar funciones para resolver problemas e ir más allá del infortunio.
Los sujetos con traumas frontales del cerebro presentan problemas de inercia e inactividad. Además, ciertos síntomas se manifiestan abundantemente en pacientes psíquicamente vulnerables de diferentes etapas y sujetos a alteraciones somatomorfas.
Entre las causas peligrosas con capacidad para provocar el progreso de la abulia se encuentran:
- estados postraumáticos
- golpes
- intoxicación
- hipoxia
- patologías infecciosas
- Enfermedad de Parkinson
- tumores cerebrales
- enfermedad de Huntington
- síndrome de la púa
- demencia congénita
- depresión
- agotamiento
- alcoholismo
- abuso de drogas
Síntomas de la abulia
El diagnóstico de esta patología es bastante complejo, ya que los síntomas de la abulia suelen alternarse con situaciones de pereza ejemplificada y falta de dolor.
Este malestar surge por la incapacidad incompleta de realizar cualquier función psicofísica y suele estar asociado a factores clínicos como:
- estética desaliñada y aspecto descuidado
- falta de coordinación
- actividad reducida
- inhibición de la emocionalidad
- aislamiento social
- Deterioro del habla, los gestos y las expresiones faciales
- pausas y silencios prolongados durante el discurso
- falta de ejercicio
- no tomar decisiones de forma subjetiva
- ausencia de sabor
Diagnóstico de la abulia
En cuanto al diagnóstico, no parece estar ejemplificado. Conviene construir el cuadro clínico que represente detalladamente los sentimientos y las funciones del sujeto, generalmente utilizando lo señalado por los familiares y allegados.
En determinadas situaciones, la imagen diagnóstica mediante TAC cerebral o RMN cerebral tiene la capacidad de dibujar traumas cerebrales como el ictus. De hecho, esta última es una de las principales razones de la abulia.
Posibles tratamientos para la abulia
El tratamiento más recomendable de la abulia varía en función del cuadro diagnóstico, es decir, de la enfermedad subyacente a las molestias. En situaciones en las que el malestar es psicopatológico, como la esquizofrenia y la depresión, es imprescindible combinar la patología con el tratamiento psicológico, la administración de un tratamiento curativo a base de fármacos y antipsicóticos atípicos o la administración de antidepresivos.